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La mediación funciona, hay que divulgarla

Marcelo Fernández, usuario de la mediación

Hace ahora diez años que utilicé la mediación en mi proceso de divorcio, con la esperanza de que nos ayudasen a superar una situación tan compleja emocionalmente como es la ruptura de más de 18 años de convivencia matrimonial. Y digo compleja, porque 18 años de vida en común, compartiendo ilusiones y proyectos, además de tres hijos en común, es algo que difícilmente puede terminar de un plumazo y sin que surjan ideas encontradas que hagan difícil salir de la situación sin daños colaterales.

Eso fue posible gracias a la mediación, que es una de las cosas de las que más satisfecho estoy. Allí nuestras expectativas se vieron satisfechas. El equipo de mediación que nos atendió supuso un punto de encuentro donde las emociones negativas que a ambos nos asaltaban fueron suavizadas y las tensiones y conflictos sensiblemente disminuidos.

Las situaciones de ruptura de pareja generalmente constituyen etapas vitales de gran inestabilidad emocional donde la presencia de un mediador ayuda a clarificar las cosas y a cambiar la percepción que del conflicto tienen las personas implicadas, contribuyendo a buscar soluciones adecuadas que sin duda repercutirán favorablemente en su vida personal y familiar.

En la sociedad actual, con normas sociales menos estrictas que han permitido la normalización del divorcio y que han dotado de una mayor capacidad de decisión a las personas para elegir el camino que consideren más adecuado para su vida, se hace cada vez más necesaria la figura del mediador, como profesional que orienta a las partes implicadas, favorece la empatía, rebaja el coste emocional que entrañan estas situaciones y colabora en la adopción de acuerdos más satisfactorios.

Si tenemos en cuenta el incremento del bienestar emocional que proporciona la intervención de la mediación en un proceso de divorcio y habiendo transcurrido tanto años desde que fui atendido por un equipo de mediadores, me parece llamativa la escasa difusión que ha tenido un servicio de esta importancia y naturaleza, a pesar de las acciones desarrolladas por diferentes profesionales dedicados a la mediación, como psicólogos, abogados e instituciones públicas y privadas de diversa naturaleza.

Si consideramos la mediación como una herramienta claramente relacionada con el bienestar de las personas, se hace necesario el desarrollo de una intensa actividad divulgadora que fomente la mediación como una alternativa a los procesos judiciales.

Resultan necesarias campañas en medios de comunicación; desarrollo por parte de los profesionales de la mediación de actividades que difundan actitudes de consenso; importantes apoyos por parte de las Administraciones Estatal, Autonómica y Local que pongan de manifiesto que la mediación puede ser elegida voluntariamente con todas las garantías. En resumen, acciones que permitan que la mediación, como actividad que beneficia a las personas y a sus familias, sea conocida y esté al alcance de todos los ciudadanos.

Artículo de la Revista "Mediación y Cambio" Nº22